Las excusas en el pádel. Seguro que todos tenemos conocidos, amigos, familiares, con los que jugamos que, en cualquier momento, cuando las cosas salen bien, siempre nos dice que es una máquina, que sabe jugar mejor que nosotros y poco menos que está para competir con los profesionales en la Premier Pádel.

Incluso, presume de ese punto, bandeja, dejada o remate al que ni un Juan Lebrón o Alejandro Galán habrían podido llegar. Pero, cuando falla… ¡Ay, cuando falla! Empieza la serie de improperios y quejas por cualquier cuestión. Por ello, vamos a ver cuáles son las excusas más utilizadas en el mundo del pádel. Solo unas pocas, las más típicas.

La pista

Vaya, es que la pista es más pequeña de lo normal (se nota, claramente, que no hay 20 por 10 metros -o eso pensamos nosotros-) y es el motivo que todas las pelotas se me vayan al cristal. Claro, nuestro rival está ganando por eso. Además, es que la moqueta no es la habitual, deben haberla cambiado de un día para otro, porque ayer me salí jugando y hoy no me entra nada porque llego tarde y, por supuesto, es culpa de esta nueva moqueta.

O de los “baches” que ayer no estaban y hoy hacen que la pelota se vuelva loca en mi contra. Y, por supuesto, por no hablar de los cristales (húmedos, secos, entumecidos…). ¡No puede ser! Hoy todo el club está en mi contra. Lo han hecho aposta.

Las pelotas

Vaya, una de las excusas más típicas. Es que no tienen presión, es que tienen excesiva presión, es que son de una marca con la que no sé jugar o es que tienen un tamaño distinto al habitual. Sigue siendo una de mis excusas favoritas. Debemos amoldarnos a las pelotas con las que vayamos a jugar. Si son rápidas y somos pegadores, debemos acelerar las mismas, y si por el contrario, somos controladores, debemos adecuar nuestra velocidad a la misma. Seguro que os ha pasado alguna vez en algún partido.

La red

Vaya, ayer todas las pelotas que me tocaban en la cinta, pasaban al campo contrario, pero hoy… nada. Se me quedan todas en la red. Debe ser que la han subido, porque sino, con mi calidad, deberían pasarme todas. Lo primero, tratar de jugar con margen, no rozando la red, porque, efectivamente, es una lotería, que puede o no pasar al campo contrario. Y lo segundo, no, en general las redes se suben muy de vez en cuando, solo cuando se nota que no está a la medida, pero no se hace diariamente. No es culpa de la red. Es nuestra.

La verja

Recordad que a la verja se la llama vulgarmente “la mentirosa”. Tan pronto te da como te quita, sube como baja, se encabrita como que se hunde. No; no nos tiene manía. Por mucho que lo creamos, la verja no va con el rival, ni con nosotros. Poner esa mala cara cuando nos rehúye es la misma sensación de placer, cuando se le hunde al rival y ganamos el punto. Igual. Esa cara de alegría puede tornarse en cualquier momento, pero insisto, la red no tiene vida propia y va contra ti, porque le caigas mal. No.

La pala

Que decir al respecto. Si hacemos un buen golpeo, el mérito es de mi técnica, mi destreza y lo bien que se jugar, pero si fallamos…culpa de la pala. Nos la quedamos mirando, incrédulos, como si nos tuviera que dar explicaciones de porqué no ha salido un buen golpe. Sorry, pero la pala no nos va a contestar. El fallo ha sido nuestro. Y por supuesto, no la toméis con la misma, no la tiréis ni la empotréis contra el suelo, más que nada, porque no es culpable de nada….y son muy caras.

Por supuesto, podemos seguir buscando más excusas; la temperatura de la la pista, los focos me han cegado, el rival hoy estaba inspirado… supongo que vosotros tendréis más y más de vuestros partidos, pero ante todo recordar, que somos nosotros mismos los que ganamos o perdemos, solo eso. Excusas…excusas…