Cualquier persona que haya jugado al pádel habrá tenido, en algún momento, un día para olvidar, de esos en lo que todo es gris. No te sale nada y parece que estás jugando a otra cosa. Esos días en los que, a ti mismo, te dices: «no vuelvo a dar una clase, no vuelvo a jugar… ¡mi futuro está en el tute o en la brisca!» (con cerveza fría incluida, claro).

Te paras un momento y te das cuenta de que la red la han subido por lo menos dos metros; que la pista ya no tiene 20×10, sino que tu campo tiene 40 metros y la de los contrarios solo 5; que la pala de tu rival, cuya marca no la conoce ni él mismo y que le ha costado 30 euros, está pegando mejores golpes que tu pala de 200 euros; que tus remates van todos (SÍ, TODOS) al maldito cristal, como si quisieras romperlo; y, claro, todo eso, con la cara de incomprensión de tu compañero, que te mira con cara de orco de Mordor y ganas de meterte en la marmita.

Tranquilo; a todos nos ha pasado. No te preocupes, es normal.

Te vamos a dejar una serie de consejos que te pueden venir bien de cara al futuro para cuando tengas esos días horribilis.

  • En primer lugar, relájate y piensa que estás jugando para divertirte, para pasar un buen rato y olvidar por un momento los problemas cotidianos…empieza a sonreír y transmite esa sonrisa a tu compañero.
  • Segundo. Empieza a meter mucha bola. Recuerda que la cabeza es una parte importante del juego, y no me refiero al tamaño. Poco a poco, irás cogiendo confianza y a su vez la irás transmitiendo a tu compañero.
  • Tercero. Recuerda que el juego psicológico va por barrios. Puedes ser principiante en el primer set, y Lamperti en los siguientes. Debes creértelo primero tu…pero sin excesos, que nos conocemos.
  • Cuarto. No hagas cosas que no sabes hacer y, por supuesto…no te juegues fichitas. Asegura buscando el medio, el globo fácil y sobre todo, no fallando tú…sé un pesado con los contrarios.

Si sigues todos estos consejos, lo normal es que te diviertas, pases un buen rato y, sobre todo, ganes el partido, y sino lo ganas, pues pasamos al plan B y nos tomamos algo con el compañero y los rivales.

Cuéntanos si alguna vez te ha ocurrido esto mismo y que consejos adicionales darías.